Uno de los pueblos más bellos de las Islas Canarias como salida
Esta ruta parte de uno de los pueblos más bonitos de Lanzarote y casi de las Islas Canarias. Con sus casas blancas, la mayoría de una planta y dispersas entre sí en un terreno llano si se compara con los volcanes cercanos, esta localidad conserva el aire tradicional y su apego a un agro y una ganadería que, sin embargo, fueron perdiendo relevancia mientras se relanzaba el turismo costero. Las palmeras en diversos puntos, el sol permanente, el ritmo descansado de los residentes, como si muchos de ellos, sobre todo los mayores, viviesen en otro tiempo, componen un menú ideal para desayunar y prepararse para una de las excursiones más espectaculares de cuantas se pueden hacer por el archipiélago.
La relevancia histórica de Yaiza radica, entre otras cosas, en que se trata del primer asentamiento (1404) normando tras el comienzo de la Conquista (1402). Si antes de la ruta ya se quiere hacer visitas con contenido patrimonial e histórico, es imprescindible entonces acudir a la iglesia de Los Remedios y al museo del molino. La parroquia se fundó en 1699, aunque al principio solo fue una ermita. La planta actual, de estilo mudéjar, se levantó en 1728 y la forman dos naves desiguales, dos capillas laterales y dos dependencias situadas a los lados del altar mayor. En su interior, destaca el retablo principal y los cuadros laterales, sobre todo el de Nuestra Señora del Rosario, del XVIII. El molino la estrecha relación de siglos de los residentes con los cereales y la harina canaria llamada gofio, muy nutritiva y que, durante mucho tiempo, resultó clave en la dieta. Este museo muestra el modo en que se muele y se tuesta el grano en una visita que en la que resulta imposible no apreciar el característico olor del gofio y sacar muchas fotos.
25 volcanes que transportan a los orígenes de la isla y casi de la tierra
Para conocer por qué a Lanzarte se le llama la Isla de los Volcanes hay que atender y disfrutar mucho de la siguiente parada de esta ruta. Desde el casco de Yaiza, se debe buscar la calle La Cuesta y continuar por su recta hasta toparse con dos rotondas casi seguidas. Tras rodear parte de la segunda, mayor que la primera, se debe seguir por la vía que sube y que, mediante una recta prolongada, comienza a mostrar a derecha e izquierda el origen de fuego, explosiones, lava y roca de la isla. Desde aquí, lo que queda es un auténtico espectáculo no solo visual, sino sonoro, ya que algunos de los más de 25 volcanes del parque nacional de Timanyafa aún están activos, rugen y hasta sirven para asar carne o freír un huevo. Como lo leen. Literal.
Declarado parque nacional desde 1974, esta maravilla geológica ocupa una extensión de 51 kilómetros cuadrados, casi un tercio de la isla, y es la tercera más visitada de España, tras el Teide y los Picos de Europa. La última erupción data de 1824, aunque la más célebre fue la de 1730, que arrasó nueve pueblos e hizo que la lava se extendiera durante 6 años. En una de las colecciones más amplias y espectaculares de volcanes de Europa, destacan picos como las Montañas de Fuego, Montaña Rajada o la Caldera del Corazoncillo. La combinación de rojos, pardos, ocres, negros y naranjas de este paraíso telúrico solo logra compensación en algunos cuadros del artista local y universal César Manrique. La cámara no da abasto. El espíritu, tampoco.
Algunos de los actuales puntos de calor llegan a alcanzar hasta los 120 grados centígrados en superficie y los 600 a solo 13 metros de profundidad. Además, y lejos de la aparente vida inerte, se trata de un área muy viva, con unas 180 especies vegetales, ideal para estudiar los procesos de colonización y sucesión. Disfrutar de las vistas en el mirador Islote de Hilario; comer en el restaurante El Diablo, diseñado por césar Manrique y de forma circular; comprobar cómo se eleva el agua lanzada y evaporada en los puntos de calor por efecto de los gases; sentarse a contemplar un rato, en soledad o con compañía, la fuerza de la tierra y, en otro de los símbolos de las Islas Canarias, hacer un paseo por este territorio casi de otro planeta a lomos de un camello, simplemente, no tiene precio. El viaje a la isla, en realidad, parece una ganga en medio de este acontecimiento. Inolvidable, marcador, para toda la vida.
Restaurantes de pescado y una cinematográfica laguna verde
Aunque resulte difícil de creer tras el espectáculo anterior, la ruta aún esconde rincones impresionantes y para el recuerdo. Para ello, hay que volver cerca del casco de Yaiza por la vía ya recorrida, girar a la derecha en la rotonda de mayor tamaño, rodear el pueblo por la carretera general y volver a tomar a la derecha justo antes de una nueva rotonda de grandes dimensiones. Una vía estrecha con dos enlaces a izquierda y derecha lleva hasta la pequeña localidad pesquera de El Golfo, uno de los lugares más cinematográficos de las Islas Canarias. Para no desviarse, hay que descartar esos cuatro cruces y seguir recto.
El Golfo cuenta con numerosos restaurantes en los que disfrutar de un buen pescado tras las emociones previas. También hay terrazas desde las que contemplar la escarpada costa oeste, fruto, sobre todo, de las últimas erupciones del Timanfaya. Además, y muy cerca, a la izquierda ofrece uno de los lugares canarios más difundidos en el mundo. La laguna verde del charco de Los Clicos, situado en el centro del cráter, ha inspirado a directores de cine como Almodóvar y es, sin duda, una parada obligada que volverá a aumentar el número de fotos en la cámara. Su curiosa y archifilmada coloración se debe a un alga (la ruppia marítima) que nunca será muy consciente del favor que le ha hecho al turismo de Lanzarote. Al lado se despliega una playa de negra arena volcánica, palabra inevitable porque este tesoro sigue formando parte del parque nacional de Timanfaya. Con mar en buen estado, la playa resulta ideal para refrescar el día ante un sol casi permanente. Si las fotos aún no han convencido del todo, algo un poco difícil con independencia de la cámara, el mirador situado en la cima de la montaña que propicia este escenario permite vistas aún más impactantes. Solo hay que subir un poco.
Tubos y formas volcánicas junto al mar dignas de los mejores pintores
A muy poca distancia del charco, se ubica la zona de Los Hervideros. Otra joya volcánica que mezcla las caprichosas, retorcidas y artísticas formas dejadas por la lava con el rompiente del Atlántico. Un auténtico espectáculo digno de las mejores paletas que, encima, esconde numerosas cuevas y tubos volcánicos que bien merecen un rato. Unas concavidades fruto del rápido enfriamiento de la lava al contacto con el océano y, luego, de la erosión del oleaje. La espuma, la fuerza habitual del mar, sus rugidos, los conos volcánicos al fondo si se buscan los cabos adecuados y la escasa ausencia de huellas humanas justifican de sobra la visita y volverán a ocupar espacio en la tarjeta de la cámara, si es digital, claro. La fuerza del mar, las continuas oquedades y lo difícil del terreno aconsejan seguir los caminos marcados, sobre todo por si se acude con niños.
Muy cerca de Los Hervideros se encuentran las Salinas de Janubio, donde el blanco resalta como nunca en la tierra del negro. La vía sigua la línea litoral y, en muy poco tiempo, las montañas de sal marina acumulada muestran un blanco brillante, colofón del proceso que se desarrolla al lado en numerosos bancales para secar el agua atlántica. Un total de 440.000 metros cuadrados de las mayores salinas de las Islas Canarias representan otro espectáculo digno de visita. Surgidas en 1895 en unos terrenos destinados a plantar cereales, estas salinas se han convertido en otro atractivo turístico de primer nivel en la isla.
Un núcleo histórico con excelentes vistas del litoral sureño
La excursión continúa hasta Femes. Este núcleo, situado a 440 metros de altura, fue guarida de piratas y albergó la primera catedral y el primer obispado de Canarias, luego destruida por corsarios ingleses en 1543. En 1730 se levantó la actual ermita, que acoge San Marcial de Limoges, copatrono de la isla.
Femés se mantuvo como municipio independiente de Yaiza hasta 1953. Su coqueta plaza bien merece una parada y lo mismo las vistas de la localidad costera de Playa Blanca en el lomo de sus montañas.
Referente turístico y pesquero con playas perfectas para acabar la ruta
Desde Femes, la ruta aconseja pasar por la pequeña y cercana localidad de Maciot, seguir hasta Las Breñas y llegar a una rotonda para coger hacia la izquierda. Se pasará entonces por encima de las salinas de Janubio en dirección hacia la localidad costera de Playa Blanca, uno de los puntos turísticos y hoteleros más relevantes de la isla. Con su amplio comercio, su atractivo puertos, sus numerosos restaurantes y el paseo litoral, Playa Blanca resulta ideal para reponer fuerzas con una buena comida o disfrutar de una copa durante la tarde, si bien la excursión termina en una de las zonas de baño más bellas de las Islas Canarias. La playa de Papagayo es una de las joyas más cuidadas de Lanzarote. Tanto, que se accede a ella por una pista de tierra y se tiene que pagar un canon para poder entrar con vehículos. Su dorada arena, sus aguas cristalinas, las tres zonas de baño existentes y la posibilidad de disfrutar de este tesoro en soledad se convierten en un perfecto colofón a una de las rutas más increíbles y competas de las Islas Canarias.
- Lassen Sie niemals irgendwelchen Müll in der Umgebung zurück, auch keine Zigarettenstummel. Essensreste tragen zur Vermehrung von Nagetieren und verwilderten Katzen bei, die eine ernsthafte Bedrohung für die heimische Tierwelt darstellen.
- Benutzen Sie die Abfalleimer und entsorgen Sie den – soweit möglich – zuvor getrennten Abfall in den entsprechenden Behälter.
- Werfen Sie keine Gegenstände oder irgendwelche Abfälle ins Meer.
- Respektieren Sie die Tiere, belästigen Sie sie nicht und füttern Sie sie nicht. Wenn Sie ein verletztes Tier sehen, können Sie dies unter der Notrufnummer 112 melden. Reißen Sie keine Blumen oder Pflanzen aus.
- Heben Sie keine Steine oder andere Elemente aus der Natur auf und nehmen Sie sie nicht mit. Verändern Sie sie auch nicht, indem Sie sie zu den berüchtigten „Steinmännchen“ aufstapeln.
- Verlassen Sie in Naturgebieten und an Aussichtspunkten nicht die Wege oder die für den Durchgangsverkehr vorgesehenen Bereiche.
- Respektieren Sie das historische und kulturelle Erbe der Stätte sowie das öffentliche Mobiliar und die für Besucher aufgestellten Elemente wie Informationstafeln oder Fernrohre und Ferngläser.
- Fahren Sie umsichtig und verantwortungsbewusst.